A las 4 de la mañana ya estaba en pié. El desayuno como siempre, pero más controlado, mis 2 mini-tosadas con aciete de oliva, una tortilla francesa, pechuga de pavo un zumo sin azúcar y un café con leche (con sacarina y sin lactosa…. Uno que es un poco delicado).
Las horas antes del IM pasan volando. Llegas a la zona de salida, noche cerrada, te marcan como al ganado, te pesan por si te ocurre algo sepan si es deshidratación o hiponatremia, te cruzas con los Ronaldos del Tri con cara de circunstancia (es un verdadero lujo poder competir codo con codo con estos super-deportistas), algunos triatletas corren de un lado para otro, nervios contenidos que intentan aflorar…. Y poco a poco va llegando la hora.
Los profesionales salían 30´antes y debió ser un espectáculo verlos salir, pero yo estaba en lo mío, esperando en primera línea a meterme en el agua. En el momento que salen los PRO´s nos dejan meternos en el agua, aunque queda media hora y, aunque el agua no está fría, esperar 30´en el agua sin nadar, te puede dejar KO antes de empezar.
En cuanto vi que unos cuantos se metían en el agua no aguanté y me tiré yo tb. La espera en el agua se hizo larga. No me quedé pajarito como me habían comentado que pasaría y tome la posición con la que llevaba varios meses soñando. Me coloqué en primera línea, lejos del muelle. Todo el mundo tiende a colocarse en el mismo sitio y hay que tener en cuenta que, de los que vamos a Hawaii, ninguno está flojo en nada, de modo que meterse en la zona de aglomeración significa nadar “aglomerado” durante 1 hora, como poco, y eso no se lo recomiendo ni a mi peor enemigo. No siempre “la distancia” más corta entre dos puntos es la línea recta. En el centro de 2500 personas NO SE PUEDE NADAR, por más que la gente se empeñe en hacerlo. A mi, y pienso que a todo el mundo, me funciona mejor nadar desde el principio a ritmo, aunque en el primer giro me tenga que separar un poco de la primera boya. El asunto es que dieron la salida y, hasta que salí del agua, no me toco nadie y si nadé con el resto de triatletas, no lo dudéis.
Cuando me monté en bici llevaba poco más de 1 hora (salí del agua en 1h 4´). Es impresionante ver toda la gente que atrae este evento, desde luego nada comparable a un partido de futbol, pero para ser triatlón, sorprendente. Cuando sales del agua, por muy bien que nades, siempre vas rodeado de gente, y más gente. En la bici, hasta el km 90 no tuve espacio para rodar realmente solo! Los primero 14kms de la bici se rueda en grupo y no hay jueces. Es justo cuando entras en la Queen K cuando salen las motos de los jueces, y es entonces cuando hay espacio para rodar y adelantar a la gente. Aún así, se hace muy muy difícil no rodar cerca de otro triatleta. Existe mucha controversia al respecto, pero hay que entender que el nivel en bici es muy similar entre muchos triatletas y no es posible mantenerse siempre en posición legal, por más que uno se empeñe. Por otra parte, los jueces no dejan títere con cabeza y a la mínima te penalizan. A mi me pararon en el km 60, junto con unos 30 triatletas más. Éramos tantos que invadíamos la calzada!
No soplaba mucho viento, aunque si estaba presente, pero esto permitía rodar realmente rápido. A partir del km 90 ya se pudo rodar bien en solitario. Los adelantamientos no se sucedían como hasta entonces y una pequeña aunque prolongada cuenta, Awi, colocó a los triatletas en su lugar. La carretera, aunque sin apenas giros tiene multitud de repechos, realmente es todo un repecho que no para de subir y bajar, no muy pronunciados pero si largos. Esto es agotador.
En el km 150 me di cuenta que me había pasado, y Kona y su ambiente había podido conmigo. Desde ahí hasta boxes me limite a observar el paisaje y observar las bicis de algún ciclista que me pasaba. Intenté recuperar el esfuerzo, pero el alto ritmo y el calor ya habían hecho mella en mi.
Cuando me bajé de la bici después de 5h05´estaba totalmente fundido. Suelo correr entre 4´10´´ y 4´30´´ los primeros 21 kms y luego “las veo venir”, pero ese día era distinto. No podía correr, me dolía la espalda, los hombros, los cuádriceps, los gemelos… me olvido de algo? No se, todo, me dolía todo, y las fuerzas habían desaparecido. Rodé durante unos 5kms, pero a partir de ese momento empecé a parar. Pensé que no llegaría, pero que aún podía reponerme y en 15´pillar ritmo. Eso no ocurrió, se avecinaba mi peor ironman y así fue. Las piernas no me funcionaban, estaba como desconectado. Trotaba ritmos desconocidos para mi. Opté por desconectar el GPS y limitarme a terminar. Calor mucho calor y, las rectas que se hacían interminables en bici se convirtieron en mi peor pesadilla. Al fin, después de “reptar” más de 4 horas pude llegar a meta.
Una sensación agridulce me invadió al cruzar la meta y justo en ese momento decidí que tenía que volver a Kona, totalmente en contra de lo que había pensado siempre, pero es lo que pensé y sigo pensando. Había competido en la Meca del triatlón, un sueño, pero es una competición y no un desfile, por lo menos así lo siento, de modo que me tocará volver a sacar lo mejor de mi, a demostrarme lo que no pude ese día, a superar mis límites que es lo que busco en cada prueba cada temporada.
Tengo que agradecer a mi club, CICLOS BOYER, y a mis patrocinadores personales, RUDY PROJECT, 226ERS, FISIOJREIG, MULTIOPTICAS SERRAIBA y la SER de Alcoy la ayuda que me han prestado este año. También quiero agradecer a mi mujer, Pilar Serrano, actualmente 3ª clasificada en el Rankin Nacional de Triatlón de Larga Distancia, también del club CICLOS BOYER, su apoyo diario a esta pasión compartida que es el triatlón.
En este apartado, no me queda otra que expresar mi tremenda decepción tras la negativa de la Federación Valenciana a redactar una carta de recomendación para obtener ayudas económicas de la Diputación de Alicante al no reconocer el Cpto del Mundo de IM como una prueba homologada, ni a un deportista individual como "ente" para recibir ayudas económicas. También la decepción causada por la negativa del Ayuntamiento de Alcoy, ciudad en la que resido y estoy empadronado, por no considerarme "local", aunque esos políticos están o no ahí por mi voto. Al mismo tiempo que el Ayto. de Elche, por no residir en la localidad, aunque nací y viví allí durante unos 25 años, también me niega cualquier tipo de ayuda. Ninguno de los concejales de deportes de esas localidades me quiso ni atender al tlfn, mucho menor recibir.
Los días siguientes los pasamos en Maui, muy recomendable, pero eso es otra historia. Ahora ya toca empezar a entrenar fuerte, ya que a mediados de julio tengo que darlo todo en la Challenge de Roth 2012, distancia Ironman, donde intentaré parar el crono antes de que marque 9 horas.
Jesús Sánchez Bas, arquitecto, emprendedor, triatleta....soñador